Durante el año 2016 investigadores de la “Universidad de Huelva” en España, encontraron la forma de utilizar todos los residuos que una obra de construcción deja durante el proceso de levantamiento.
Su formación se da por medio de un tratamiento accesible permitiendo que los costos y su venta sean accesibles al momento de cotizarlos en el mercado y cuentan con la resistencia necesaria para ser considerados un material estructural.
Continuando con el tema de la resistencia, las normas del continente americano y europeo exigen que estas piezas cuenten con un rango entre los 4 a 6 megapascales (medida que se utiliza para conocer la capacidad de carga de un ladrillo), pero su resistencia es tan buena que estudios comprobaron que cuenta con una resistencia mayor a los 7 megapascales.
Ventajas:
Costos menores a los tradicionales.
Resistencia mayor a un ladrillo común.
Cuidado del medio ambiente de forma directa.
Practica del reciclaje tanto en la recolección como en el uso de ladrillo.
Fabricación:
El procedimiento que utilizan fue mejorado un año después por expertos en el área por la “Universidad Estatal Paulista” donde mencionan que su proceso es similar a la de un bloque normal solo que para una mayor resistencia este es mezclado con cal, agua y cemento, materiales que fomentan que su resistencia sea mayor.
Conociendo los nuevos métodos de fabricación y productos, podemos observar que la industria de la construcción esta desarrollando productos capaces ayudar con el cuidado del planeta y al mismo tiempo mejorando la calidad de la obra.